Cómo escuchar música puede alterar tus genes

16/03/2022

No es ningún secreto que la música puede tener un impacto en el funcionamiento de nuestros cuerpos. de soltar hormonas felices y aliviar la ansiedad para aumentar los niveles de anticuerpos en nuestro sistema inmunológico y mejorar las habilidades de aprendizaje y memoria: la música es una herramienta impresionante y bien documentada. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la exposición musical podría ser incluso más poderosa de lo que se pensaba anteriormente, alterando el cuerpo a nivel genético.

Los genes están formados por hebras de ADN, que se copian cada vez que una célula se divide.
Los genes están formados por hebras de ADN, que se copian cada vez que una célula se divide. Si el ADN está alterado o comprometido, pueden ocurrir mutaciones genéticas que provoquen un comportamiento celular anormal.

Música y células cancerosas

Cánceres son causados ​​por células que tienen genes dañados, ya sea a través de exposiciones ambientales o mutaciones naturales, que alteran la función y la regulación de la muerte celular controlada (la apoptosis). Un estudio de 2019 de Universidad Católica del Norte en Chile probaron células de cáncer gástrico cultivadas después de estar expuestas a 12 horas de música continua para ver si ocurría algún cambio en la actividad genética. 

Los investigadores tocaron Beethoven para un grupo de células y death metal para otro. Los resultados encontraron que la música clásica provocó la inhibición de p53, un regulador clave para la división celular y la apoptosis, lo que significaba que las células eran en general más cancerosas: se replicaban a un ritmo más normal, pero no morían. Lo contrario fue cierto para la música metal, donde se promovió p53 y la apoptosis fue a un ritmo más normal. 

Para otro gen, PUMA, se encontró lo contrario de estos efectos: la música metal provocó inhibición y la música clásica provocó la promoción de la muerte celular controlada. Esto sugiere que los dos géneros pudieron promover diferentes vías genéticas para señalar la apoptosis y que ambos tipos de música fueron capaces de alterar la reproducción de las células cancerosas. La música death metal, sin embargo, hizo que las células se reprodujeran significativamente más que los grupos clásicos o de control, produciendo un 50 % más de células viables que el control. 

Otro estudio de 2015 encontró que escuchar música clásica tiene efectos positivos en las células no cancerosas. Investigadores de la Universidad de Helsinki analizó células sanguíneas de participantes humanos, antes y después de escuchar música clásica. Los hallazgos sugirieron que la música estimuló los genes responsables de los neurotransmisores, como los de la regulación del estado de ánimo y la memoria, así como los receptores de glucocorticoides, que son vitales para el sistema inmunitario en la lucha contra la inflamación. Todavía hay muchas incógnitas dentro del campo de la epigenética (es decir, cambios en el comportamiento genético, en lugar del código genético), pero hemos recorrido un largo camino desde que pensamos que la expresión génica es completamente estática.

¿Cuáles son las implicaciones?

El concepto de exposiciones ambientales – o exposomas – afectar la función corporal no es nuevo. Se sospecha que estos efectos de la exposición son una causa que contribuye a las enfermedades crónicas, las enfermedades no transmisibles, el cáncer y el envejecimiento. Sin embargo, las complejidades y las interacciones entre las diferentes exposiciones son poco conocidas. La mayoría de las veces, los estudios de investigación en salud se ocupan de los peligros químicos o biológicos, la contaminación ambiental y los riesgos laborales, pero parece probable que la actividad exposómica pueda extenderse a interacciones mucho menos obvias, como la exposición musical. Si los científicos pueden entender cómo todas estas exposiciones, tanto con impacto positivo como negativo, afectan la salud humana, entonces podemos aprovechar este conocimiento para crear soluciones significativas a algunas de las causas más comunes de enfermedad y muerte. 

Debido a que tanto la música clásica como la de metal fomentan diferentes vías de apoptosis, podría sugerir que con la manipulación correcta del sonido, podríamos controlar cómo (y posiblemente en qué medida) las células cancerosas sufren apoptosis. Se necesita más investigación para determinar hasta qué punto la música puede afectar las células cancerosas de alga viva tejido, ya que el estudio de 2019 se realizó con células cultivadas en laboratorio. Pero el estudio de 2015 proporciona cierta plausibilidad a la idea. Por lo tanto, una mayor investigación sobre este tema podría acercarnos a comprender las células cancerosas en humanos y encontrar terapias contra el cáncer más efectivas (y menos tóxicas).

Saber cómo los diferentes géneros interactúan con las células cancerosas será clave para utilizar la musicoterapia para promover la salud física, además de los beneficios para la salud mental mejor entendidos. Las diferencias encontradas en las vías de muerte celular podrían explicarse por las diferentes frecuencias utilizadas en los dos géneros musicales. Hay algunos factores que se combinan para hacer que la música suene como lo hace, como el tono, el volumen y el tono, pero todos estos se reducen a la frecuencia de la onda de sonido. 

La frecuencia es una medida de cuantas veces oscila una onda
La frecuencia es una medida de cuántas veces oscila una onda, en ciclos por segundo o Hertz (Hz). Para las ondas sonoras esto se percibe como tono musical.

Se encontró que la música metal en el experimento estaba entre 2 y 6 kHz, produciendo un sonido mucho más intenso y de tono más alto, mientras que la frecuencia de la música clásica rara vez excedía los 3 kHz, lo que se alinea con la instrumentación más suave. 

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